Quizás
sea el mejor libro escrito por Danielle Steel en los últimos diez
años. No por su argumento, su protagonista o lo ameno de su lectura;
sino por lo completo que queda como ella imagina un personaje muy
“típico” europeo: una princesa real.
Como
escritora crea un personaje maravillosamente dibujado párrafo a
párrafo. Desde su vida holgada repleta de lujos y caprichos (su
prima Victoria o su hermano Freddy) en comparación con su
preocupación por la realidad y el lado más crudo de ella (la
violencia contra mujeres y niños). Vemos como evoluciona el
personaje con ligereza pero mostrando en todo momento un personaje
real que podría ser de carne y hueso si la autora conociera un poco
más a fondo como funciona estas cosas de la alta nobleza.
Nos habla
del afán de la protagonista por ser útil más allá de un cargo que
parece servir sólo para las inauguraciones y acontecimientos
benéficos. Un personaje que quiere probar la realidad más allá del
palacio, de las grandes fiestas y las centros comerciales exclusivos.
Es una
novela repleta de momentos duros que recuerdan a duros hechos reales,
con los pequeños hechos que jalonan el aprendizaje en su labor de
voluntaria, y la correspondiente historia de amor imposible.
Nada de
sexo pornográfico, ni malentendidos melodramáticos, ni revelaciones
de oscuros secretos que dan la vuelta ala historia. Es la sencilla
historia de una princesa por hacer algo útil con las manos.
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