Esta
novela es un libro de fantasía juvenil con cierto mensaje ecologista
por debajo. No es una obra maestra, es un libro ameno de esos que se
leen en dos tardes. Con personajes bien definidos y una historia más
o menos previsible.
La
clásica historia de una protagonista que debe emprender una búsqueda
que la lleva a madurar y descubrirse a si misma tanto en el sentido
físico como espiritual. Quizás lo más sorprendente de todo sea el
descubrimiento de unos personajes singulares que rompen con el
esquema clásico y dan alegría a la lectura.
Su
mayor pega es el lenguaje cargado de palabras altisonantes y
metáforas arcaicas que lastran un poco la comprensión del texto,
aunque suenan muy elegantes, bellas y agradables al oído a mí me
parecen una especie de toque propio de la autora.