Este pequeño libro de sólo 320 páginas no es una maravilla ni una joya a descubrir. Es simplemente un libro agradable y sencillo que se olvida de ideas pretenciosas y que a traves de pequeñas historias nos muestra la convivencia de una pareja pero de edades desiguales. Le interesa más el día a día, la intimidad que puede haber en una isla en que ambos dependende de la colaboración del otro.
Pero eso sólo es la primera parte, porque aunque la segunda sea más breve y floja que la primera, no por ello merece un desprecio. Es verdad que podía haber profundizado más en la presión social y las relaciones con la gente de trabajo.
Me gusta por su sencillez. Es como disfrutar de un plato de huevos fritos y patatas fritas hechas por tu madre después de pasarte una semana intentando entender que se come en esos restaurantes modernos con estrellas Michelín.
Dejémonos de tonterías erótico ñoñas más o menos heavys tipo Sombras de Grey y volvamos a lo normal y natural. Volvamos a la aventura simple tipo Julio Verne. Volvamos a los buenos tiempos.
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